Compartimos nuestra preocupación por las consecuencias que puede tener esta exclusión de quienes se ven obligados a ocupar viviendas vacías por no tener otra alternativa a esto que la calle a partir del testimonio de un miembro de nuestra Asamblea:
"Yo hasta el día de hoy he hecho todo lo que he podido para optar a una vivienda publica, lo he sufrido de pequeño y ahora lo sufren mis hijos. Mis padres sufrieron el tema de la vivienda, y eso me llevó a no poder ir a la escuela. Desde hace más de diez años he echado todos los papeles para solicitar vivienda, he ido a servicios sociales… he insistido y me han tomado por pesado. Si hago como mis padres y me voy debajo de un puente, mis hijos no sabrán leer ni escribir, como me pasa a mí. La vivienda es algo fundamental, me permite que mis hijos accedan a la educación, vivir en comunidad con mis vecinos...
Ocupamos una casa, la cuarta en estos años. Pero no puedo más. Yo no quiero seguir ocupando. He visto viviendas 5 y 6 años vacías, habiendo muchas familias con el mismo problema que yo, y esas viviendas seguian vacías. Cada vez que me echan y tengo que cambiar de casa hay que empezar de cero: cambiar a los niños de colegio, empezar nuevas relaciones, ver cómo buscarme la vida con la chatarra en el nuevo lugar...
Si no se nos dan soluciones, la ocupación va a seguir. Si me quedo en la calle hago mal, los servicios sociales se me echan encima; si ocupo estoy haciendo mal; si vivo en una chabola sigo haciendo mal… ¿Qué salida tengo?
No se si nos siguen quedando fuerzas a mi y a mi familia para seguir viviendo esto… ¿Cuánto tiempo más podremos seguir vagando por la sociedad?
A mi me dicen que me dan una vivienda y firme una sentencia de muerte y la firmo por mis hijos. Yo estoy intentando hacer las cosas bien, pero nadie me facilita nada. No quiero seguir discriminado, quiero poder salir de mi casa sin vergüenza".

En realidad, incidir tanto en señalar el tema de la ocupación de vivienda pública como algo a perseguir es asumir un fracaso. La mejor manera de que desaparezca es mediante una buena gestión de los recursos que evite que haya viviendas que se queden vacías, facilitándolas inmediatamente a quiénes la necesiten.
Señalamos también otras barreras que nos parece importante quitar, como por ejemplo reducir el tiempo de empadronamiento necesario para solicitar vivienda pública a 1 año, y la necesidad de buscar vías para garantizar la participación de las personas afectadas en la política de vivienda, para acabar recordando que si de verdad se quiere abordar este reto de manera integral, no puede hacerse de otra manera que comenzando por realizar un diagnóstico sobre necesidades y alternativas de vivienda que ha de ponerse en marcha desde el ámbito municipal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¿Algo que aportar?